lunes, 13 de agosto de 2012

Filandón, el merendero que se convirtió en el restaurante de moda


Como tantas cosas buenas al llegar un otoño surgió en el campo como un delicioso boletus el Restaurante Filandón. En el Monte de El Pardo, uno de los bosques mediterráneos mejor conservados de Europa, los madrileños cuentan desde el otoño pasado con una nueva iniciativa de la familia García que ya poseen otros templos de la gastronomía en la capital, O´Pazo, El Pescador y el puerto en Madrid, sus Pescaderías Coruñesas.  


Una cocina vista te da la bienvenida, mostrando la honestidad de su cocina, su parrilla en constante funcionamiento ya te dan una pista de lo que podrás degustar en sus mesas.


El restaurante, con diferentes espacios de interior y exterior, tiene una sorprendente capacidad de aproximadamente 300 comensales, tamaño no muy habitual en las nuevas aperturas de la ciudad que debido a la crisis tienen a reducir considerablemente su número de cubiertos.


A pesar de que las zonas bajo techo son muy agradables y acogedoras, el rey absoluto en verano es su jardín exterior, decorado con sumo gusto y que me recuerda mucho a algunos restaurantes de lo más chic que se han abierto recientemente en las afueras de Londres. Es cierto que esta zona exterior tiene los días contados al llegar el frío pero merece la pena conocerla, por cierto Filandón permanecerá cerrado hasta el 28 de agosto.



Recomiendo dar un paseo por sus zonas de interior y disfrutar de la decoración creada con bodegones de productos naturales, sin olvidar su original alacena iluminada en el interior.


Después de deleitarnos con la vista es hora de dar gusto al paladar y comenzamos con una Verduritas y Carabineros en fritura. Primer plato, primer éxito, crujientes y muy frescos todos sus ingredientes tanto verduras como los carabineros, sobre la mezcla no es nada nuevo pero no hay que innovar para cenar bien.


Para los que conocen la calidad del pescado de  Pescaderias Coruñesas no hay ni que decir que aquí el pescado es excepcional pidas lo que pidas.


Y para acompañarlos sus famosas patatas chips artesanas, sencillas, humildes pero muy buenas.


Aunque yo me decido por unos deliciosos chipirones en su tinta acompañados de su clásico arroz blanco y me alegro de la elección, están exquisitos.
En su carta  encontraras otras y sugerentes opciones y siempre existe la opción de la carne que hacen con su gran parrilla.


La cena toca a su fin y me llevo un muy agradable recuerdo de este restaurante que visitaré de nuevo, si la lista de reservados me lo permite ya que es uno de los lugares más de moda de la capital.

Mas info: FILANDÓN




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