Quiso un mes de septiembre de 2012 darme el destino la
oportunidad de conocer a un gran enólogo que cambió muchas cosas en mi
concepción del mundo del vino, quiso mostrarme la naturaleza una bodega
sorprendente que respeta absolutamente el medio ambiente en un proceso
totalmente natural.
Quiso la buena suerte que mi buen amigo Rubén Valbuena
me presentara a Rafael Cuerda, Director General y Enólogo de Bodegas
Comenge y quiso Rafael presentarme a Jaime y Álvaro Comenge,
Presidente y Director Comercial de Bodegas Comenge. Desde ese día soy un
enamorado de su filosofía, colaboro con ellos en todo lo que pueda ayudar a
difundir su proyecto y soy un defensor absoluto de sus vinos, que han
demostrado en España y en el mundo de lo que son capaces. Desde esta atalaya
del amor a lo bueno y natural os he hablado muchas veces de esta bodega, de su
buen hacer y de sus sorprendentes vinos. Hoy, y después de algunas
desafortunadas y erróneas informaciones publicadas sobre un proyecto de
investigación de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), es posible
que se esté dando lugar a malos entendidos que voy a intentar explicar para dar
una oportunidad a la verdad y al conocimiento.
Rafael
lo cuenta con una ilusión imposible de escribir: hace 13 años Bodegas Comenge
emprendió un apasionante camino que permitió dotar de verdadera identidad
y definición a sus vinos. Para ello se fijaron un reto: "reflejar
el paisaje que les rodea en una copa de vino".
Bajo
este principio han desarrollado todo un método de trabajo. Lo primero y primordial, su viñedo, 33 hectáreas de cultivo
ecológico, en simbiosis con el medio ambiente, fomentando al máximo la
biodiversidad en cada una de ellas. Jamás se han sentido propietarios de
la parcela, sino tan sólo su huésped, comportándose por tanto como tal.
Modelando con respeto la tierra sobre la que se asientan sus viñedos,
creando espacios buenos para las cepas y bellos para el hombre.
Nunca
han empleado insecticidas, acaricidas o larvicidas, gracias a lo cual han alcanzado un equilibrio natural que evita su
intervención. Tampoco se emplean
herbicidas, sino que dejan que la vegetación autóctona conviva con sus cepas,
creando verdaderos jardines naturales que les ayudan a mantener un suelo
vivo. El resultado se traduce en unas uvas sensiblemente más pequeñas de
lo habitual, racimos pequeños, sueltos y aireados, poco susceptibles de
ser atacados por la podredumbre gris, puesto que tan sólo se emplea azufre
y lecitina de soja para el control de las posibles enfermedades criptogámicas.
La calidad de sus parcelas y su
manejo poco habitual hacen que cada año reciban visitas de técnicos y
aficionados de todo el mundo. Esto es auténtica viticultura de calidad.
Esto es respetar un terruño.
La
vendimia se realiza exclusivamente en cajas, seleccionando
absolutamente todas ellas, primero los racimos y posteriormente las uvas.
Tan sólo les interesan uvas sanas y maduras, nada más. Esto se viene
haciendo desde la primera vendimia en la bodega, año 2002, siendo pioneros
en España. Trabajo duro, lento y meticuloso, que les obliga a trabajar unos 15
días en vendimia para escoger en torno a 140.000 kilos de uva. Apenas 9.000 kilogramos durante 14 horas de
trabajo diario. ¿Sabéis lo que es esto? Yo sí, he tenido la oportunidad de
vivirlo personalmente junto a esta auténtica familia que dedica su vida en
exclusiva al noble arte de hacer vino puro sin interferencia de ningún tipo. ¡Os
recomiendo visitar su bodega y su vendimia!
Con el
objeto de trabajar con su viñedo hasta las últimas consecuencias, emprendieron en 2002 un proyecto de investigación
con objeto de seleccionar una levadura en su viñedo, así como a garantizar
su posterior implantación en el mosto. Así vienen empleándola desde el año
2005. Esto aporta pura tipicidad a sus vinos, los hace únicos, que no
perfectos. Les encanta respetar el carácter de cada añada, por lo que
jamás se realizan sangrados, ni se adicionan levaduras comerciales,
enzimas, taninos, nutrientes... Cada año el paisaje es diferente y
se expresa en la viña de una manera especial. Cada añada es única en
Bodegas Comenge y así lo transmiten en sus vinos.
La
crianza se realiza en barrica, mayoritariamente de roble francés. Antes
del embotellado, se clarifican con clara de huevo natural. En ningún caso
se estabilizan los vinos con frío o mediante la adición de productos
enológicos. Eso hace que en determinadas añadas puedan aparecer en la
botella precipitados de materia colorante.
Con el
fin de estabilizar dicha fracción de forma natural, sin empleo alguno de
aditivos, pusieron en marcha en el año 2008 un nuevo proyecto de
investigación. En este caso se trataba de aprovechar la capacidad de
autolisis de sus propias levaduras durante la crianza del vino, con objeto
de liberar glicoproteínas que forman parte de su membrana celular. La
crianza sobre lías, tan habitual en la elaboración de los vinos blancos de
Borgoña, ayuda a preservar el vino de la oxidación y minimiza el
impacto aromático del roble, pues "disminuye sensiblemente su
concentración en compuestos volátiles
y polifenoles que se pueden extraer de la madera (...) Esto se explica por
la transformación de la vainillina en alcohol vainíllico, compuesto muy
poco oloroso" (Chatonnet et al, 1992). En el caso de
su empleo en tintos, tienen además un efecto protector de la materia
colorante. Su empleo es delicado y no está exento de problemas, pudiendo
aparecer en el vino fuertes aromas azufrados. El manejo de las lías con
inteligencia les ha permitido evitar esos posibles problemas. Al tiempo, les
ha posibilitado emplear dosis de anhídrido sulfuroso extremadamente bajas
con control, sin incurrir en riesgos de alteración microbiológica del
vino.
La técnica de la crianza sobre lías no es nueva, se sigue empleando hoy en día, no sólo en vinos donde ésta es consustancial al proceso de elaboración (vinos espumosos, vinos de crianza biológica, determinados vinos blancos), sino en todos aquellos vinos tintos que entran sin filtrar en barrica y que no se someten a trasiegos durante el periodo de crianza. Son pocas las bodegas que así elaboran sus vinos, vinos de calidad. En el caso de Bodegas Comenge, la diferencia estriba en que se realiza con su propia levadura, ‐aislada en viña y multiplicada en la bodega‐, trabajando "en limpio. De su éxito se ha hecho eco prestigiosas publicaciones ‐ Food Chemistry (Artículo nº: 13565)‐.
Este es
el camino que emprendieron hace 13 años para tratar de elaborar
un auténtico vino de finca, natural, sin el empleo de productos síntesis,
tanto en campo como en bodega, tan sólo su paisaje en una copa de vino,
hecho con trabajo, con sencillez y con humildad, y aprendiendo mucho de
todos los viticultores, técnicos, científicos que han tenido la
generosidad de transmitirles su experiencia.
Son
conscientes de que es una forma poco habitual de enfocar un producto, y
saben también que no se puede gustar a todo el mundo. Pero nadie puede
negar que elaboran los vinos de forma absolutamente natural y artesanal,
tal vez como no lo haga nadie.
He
trasladado las palabras de Rafael Cuerda que, con sabiduría y
humildad absoluta, me ha enseñado en un año más sobre el mundo del vino de lo
que había aprendido en mis 50 años de vida viajando por las más reputadas
bodegas de Francia, España y el mundo entero y conociendo y aprendiendo de los
más famosos enólogos.
Sus
palabras intentan explicar una filosofía de vida y aclarar la mala
interpretación que se ha dado a una nota de prensa emitida por la UPM, nota que
se puede leer en este enlace, publicada por muchos medios de forma ejemplar. Quiero
creer que los que han interpretado mal esta nota no lo hacen con la intención
de generar polémica ni llamar la atención hacia su medio y mucho menos hacer
daño al mundo del vino, la investigación y las bodegas y vinos españoles,
de ser así estaríamos ante un lamentable caso de manipulación o
desconocimiento absoluto de lo que hablan. Lo cierto es que el daño que pueden
hacer opiniones sin contrastar información, sin conocer el producto del que se
habla hoy, es demoledor, en minutos la redes sociales pueden extender un bulo
que acabe con el prestigio y trabajo de miles de personas durante años y con la
imagen de los vinos españoles. La gente lanza a las redes, sin sentido, sin
conocimiento, cualquier cosa que recibe y el daño es irreparable.
Hace
mucho tiempo que me di cuenta de la fuerza y alcance de mis opiniones y
comentarios en este blog, desde entonces decidí que hablaría exclusivamente de
experiencias vividas en primera persona, que nunca daría mi opinión sobre
vinos, bodegas, restaurantes y chefs que no merecían la pena ser visitados o
probados, un comentario negativo puede destruir el trabajo y la vida de muchas
personas. Espero que periodistas y blogueros recuperen la cordura y la razón,
no es cuestión de opiniones y de libertad de expresión, defiendo ambas a capa y
espada, es cuestión de contrastar la información y saber de qué se habla, es
muy fácil preguntar antes de publicar. Espero que este extenso post sirva para
dar luz a la verdad y al conocimiento en estos tiempos que tanta falta hacen y
donde tienen escaso valor.
De veras gracias porque esmaravilloso poder tener todo el conocimiento que otros atraves de su esfuerzo an forjado
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