Es Oviedo una ciudad que me emociona, es la villa donde nació mi madre y siempre que regreso a ella se mezclan en mi interior sentimientos muy especiales. Hoy os hablaré de esos sentimientos y os mostraré algunos lugares de la ciudad que merecen ser visitados así como restaurantes donde no puede faltar una visita para descubrir el sabor de Asturias.
Mi primera parada es para endulzar mi paladar, en uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad para los amantes de las pastelerías, todo un clásico del chocolate, la pastelería Rialto.
Una de sus grandes especialidades son "las Moscovitas" unas finas pastas de almendra marcona y nata bañadas en un espectacular chocolate, un producto artesanal elaborado según la receta original desde hace 80 años, hoy son un símbolo de la ciudad y de Asturias. No podemos olvidar tampoco sus bombones, carbayones y princesitas.
Ahora mis pasos me llevan en dirección a la Catedral de Oviedo, su inmensa plaza está tranquila como siempre, algunas personas pasean bajo un cielo que no quiere abrir.
En la misma plaza un edificio llama especialmente la atención, Rua Quince, se trata de La Casa de la Rúa o Palacio del Marqués de Santa Cruz de Marcenado, un sorprendente palacio gótico del siglo XIII, es el edifico civil más antiguo de la ciudad y el único que se libró de ser destruido en el incendio de 1521 que arrasó la ciudad.
Hoy gracias a la iniciativa de sus propietarios el palacio respira una mezcla de autenticidad y modernidad que lo hace gratamente singular, dedicado a la celebración de todo tipo de eventos sociales y empresariales se conserva en perfecto estado a pesar del inmenso coste de mantenimiento.
Me ha gustado mucho y espero pronto poder organizar algún evento gastronómico en algunos de sus muchos espacios exclusivos, donde también hay habitaciones para hospedarse en caso de realizar algún evento en sus instalaciones.
No puedo pasar por alto otro monumento al dulce que se esconde en la calle Cimadevilla, 7, Diego Verdú donde se hacen artesanalmente los mejores turrones y helados de la ciudad desde 1878. Un lugar muy especial cargado de historia, una historia que se remonta a la figura de Diego Verdú procedente de Jijona que decidió en aquellos duros años viajar a Oviedo para instalar un obrador de turrón. Un largo viaje en diligencia, ya que no existía el tren en aquella época, trajo a la ciudad a un mito.
Otro de mis lugares preferidos de la ciudad es el Mercado El Fontán, una joya arquitectónica del 1882, ocupa el espacio de una antigua laguna desecada. Anteriormente sin la estructura actual también funcionaba como mercado desde 1524.
En su interior puestos de todo tipo donde no falta una impresionante colección de quesos donde las estrellas son los propios asturianos.
Tanto ver comida me abre el apetito, antes de dedicarle el tiempo necesario al yantar disfruto de la vista del conjunto de la Plaza Trascorrales.
A escasos metros se encuentra otro mito de la ciudad, La Mar del Medio, un restaurante marinero con años de tradición culinaria.
Y por si no te ha quedado clara la naturaleza del restaurante donde estás a punto de entrar, su barca-barra marinera es lo primero que te encuentras.
Sencillo y discreto montaje de sala que recibe con amabilidad al comensal, las paredes de su entrada están cubiertas de fotos de famosos que han disfrutado de su comida.
Su carta es sencilla, escrita a mano y con platos que ya son leyenda en este local.
Comenzamos con un vino blanco para acompañar nuestra elección de pescados, un Villa Narcisa, un verdejo fresco y frutal pero con cuerpo.
Como entrante una finísimas parrochas y frito de pixin, una delicia de pescado muy fresco y con fritura perfecta.
A este restaurante se viene especialmente a comer varios platos, uno de ellos es el impresionante Pote de Pulpo a Pixueta donde el pulpo adquiere una consistencia diferente a su presentación cocido u otras preparaciones características. Es posible encontrar algunas recetas parecidas a esta en algunos restaurantes Gallegos.
No hemos terminado de disfrutar, nuevamente el rape viene a la mesa, ahora nos deleitamos con un Pixin a la Marinera a Pixueta, otro guiso marinero donde la esencia del mar está presente en todos sus ingredientes.
Y aunque uno puede presumir de tener una naturaleza de gran depredador las fuerzas me empiezan a flaquear después del festín dado con los anteriores platos donde no he dejado nada que limpiar. No me marcharé sin probar su famoso y exquisito Cachopo de Merluza con Espárragos y Langostinos que a punto ha estado de vencerme dado su tamaño, pero un hijo de asturiana no va a dejar aquí el pabellón bajo.
Tampoco voy a perdonar un postre del que antes os hablé al principio de este post, es el Helado de Turrón de Diego Verdú, mi debilidad entre todos los helados.
Terminaré la comida con la agradable compañía de Marina que me ha recomendado uno a uno cada plato que hemos comido y que me cuenta alguna anécdota para el recuerdo como el día que les visitó uno de los más grades amantes de la ciudad de Oviedo, el director de cine Woody Allen , vino a comer el famoso Rollo de Bonito acompañado del chef José Andrés, se marchó y al día siguiente regresó a pedir la receta ¿sabrá repetirla Woody?
Ha sido una comida basada en una gastronomía sincera, como a mí me gusta decir, cocina tradicional con una historia que se palpa en cada cucharada o corte de tenedor. Si vienes a Oviedo no te lo puedes perder.
Y también en grata compañía pasé la tarde junto a Alejandra Vela (Gerente de Oviedo Congresos) visitando los impresionantes espacios que Oviedo tiene para organizar eventos de toda naturaleza como son su Palacio de Exposiciones y Congresos Ciudad de Oviedo obra del polémico arquitecto Santiago Calatrava y su Auditorio Palacio de Congresos Principe Felipe construido sobre el antiguo deposito de aguas de la ciudad que data de 1846 y donde sus arcos, bóvedas y aljibe han sido conservados con exquisito gusto.
Y en su compañía terminaremos el día al llegar la noche, nos espera una agradable mesa en otro de los lugares míticos de la restauración en Oviedo, La Corrada del Obispo.
Precisamente aquí se rodó una escena de la película Vicky Cristina Barcelona de Woody Allen, este restaurante lo llegó a definir como "alucinante para rodar su película" es evidente que el director ha dejado su impronta en la ciudad. Pero estamos aquí para otra cosa.
Y esa cosa se llama comer, nos vamos a dejar guiar por el Chef y su primera propuesta es un Consomé de Marisco con Centollo, clásico e intenso pero muy agradable para una noche donde la lluvia ha arrancado y tiñe de reflejos las calles del viejo Oviedo.
También los vinos van a ser de su elección y comenzamos con un José Pariente, el segundo verdejo del día, en esta ocasión con toques balsámicos y muy afrutado, persistente y elegante.
Segundo entrante, Ensalada Templada de Langostinos y Vieiras con Salsa de Yogurt y Huevas de Arenque, sutil con interesante mezcla de sabores, aromas y texturas.
Cambiamos a los principales y nuestro vino también cambia de tercio, con un vino de Toro, Románico con notas especiadas, aromas a fruta madura y que en boca se muestra fresco y equilibrado.
No abandonamos los platos de sabor intenso, ahora disfrutamos de una Carrillera de Ibérico con Ragout de Setas.
Hemos terminado los principales y antes de pasar a los postres la propuesta es un Enrique Mendoza Moscatel de la Marina, elaborado con la variedad Alejandría. Un principio muy dulce para el final de la velada.
El primer postre será un Brownie de Frutos Secos que ilumina mi faceta más golosa.
Y para los que no ven terminar el día sin chocolate la siguiente propuesta es ideal, Trufas con Helado de Caramelo. Un final genial para un día no menos genial en compañía de personas muy interesantes con las que hemos conversado de muchas cosas, entre ellas queda latente la curiosidad y costumbre gastronómica de El Desarme que se celebra en Oviedo cada 19 de octubre. Este día en los restaurante y casas particulares se cuelga el anuncio ¡Hay desarme! lo que significa que puedes comer Garbanzos con Bacalao y Espinacas, Callos y Arroz con Leche.
Unas palabras de agradecimiento para el Chef José Carlos Martínez Abascal y una última foto junto a la pared donde se rodó uno de los planos de la película de Woody Allen.
Es hora de descansar y debo tomar el coche para ir hasta un bonito bosque a las afueras de Oviedo, mi hotel se encuentra rodeado de vegetación. Dormiré en el Hotel Palacio Bosque de la Zoreda.
Con la llegada de un nuevo día disfruto de un relajante y estimulante desayuno en este elegante y sofisticado hotel pensado para disfrutar y descansar.
Donde cada espacio es más atractivo que el anterior y donde se puede vivir la experiencia de una buena gastronomía.
El responsable de esa buena gastronomía es el Chef Vicente Suárez Cabal, acostumbrado a brear en su inmensa cocina con todo tipo de grupos, bodas ye eventos, pero también con un restaurante muy exclusivo para clientes exigentes. Yo por imperante de la agenda no podré hoy disfrutar de su trabajo pero le prometo regresar y contarlo.
Me marcho de la capital del Principado de Asturias, con la emoción contenida, pero no será sin regresar de nuevo a la Plaza de Alfonso II El Casto para contemplar por última vez su bella Catedral y escuchar la sonata que un anciano violinista me regala al pasar por la calle Rúa, al ver mis ojos seguro que ha adivinado que hoy marcho y que quiero regresar muy pronto, su melodía suena más melancólica que nunca ¡Oviedo siempre merece la pena, no pierdas la oportunidad de visitarla y descubrir su rica gastronomía!
Gracias a Helena y Geno que me han acompañado estos días en un viaje que nunca voy a olvidar.
Cambiamos a los principales y nuestro vino también cambia de tercio, con un vino de Toro, Románico con notas especiadas, aromas a fruta madura y que en boca se muestra fresco y equilibrado.
Y pasamos a los platos con cuerpo, Manitas de Cerdo con Queso de Cabra de Varé con Salsa de Diablo. Una sorprendente fusión donde el queso Varé (primer queso ecológico de Asturias) de pasta prensada y elaborado con leche cruda de cabra aporta al plato un gusto muy singular regulando la fuerza de las manitas.
Hemos terminado los principales y antes de pasar a los postres la propuesta es un Enrique Mendoza Moscatel de la Marina, elaborado con la variedad Alejandría. Un principio muy dulce para el final de la velada.
El primer postre será un Brownie de Frutos Secos que ilumina mi faceta más golosa.
Y para los que no ven terminar el día sin chocolate la siguiente propuesta es ideal, Trufas con Helado de Caramelo. Un final genial para un día no menos genial en compañía de personas muy interesantes con las que hemos conversado de muchas cosas, entre ellas queda latente la curiosidad y costumbre gastronómica de El Desarme que se celebra en Oviedo cada 19 de octubre. Este día en los restaurante y casas particulares se cuelga el anuncio ¡Hay desarme! lo que significa que puedes comer Garbanzos con Bacalao y Espinacas, Callos y Arroz con Leche.
Unas palabras de agradecimiento para el Chef José Carlos Martínez Abascal y una última foto junto a la pared donde se rodó uno de los planos de la película de Woody Allen.
Es hora de descansar y debo tomar el coche para ir hasta un bonito bosque a las afueras de Oviedo, mi hotel se encuentra rodeado de vegetación. Dormiré en el Hotel Palacio Bosque de la Zoreda.
Con la llegada de un nuevo día disfruto de un relajante y estimulante desayuno en este elegante y sofisticado hotel pensado para disfrutar y descansar.
Donde cada espacio es más atractivo que el anterior y donde se puede vivir la experiencia de una buena gastronomía.
El responsable de esa buena gastronomía es el Chef Vicente Suárez Cabal, acostumbrado a brear en su inmensa cocina con todo tipo de grupos, bodas ye eventos, pero también con un restaurante muy exclusivo para clientes exigentes. Yo por imperante de la agenda no podré hoy disfrutar de su trabajo pero le prometo regresar y contarlo.
Me marcho de la capital del Principado de Asturias, con la emoción contenida, pero no será sin regresar de nuevo a la Plaza de Alfonso II El Casto para contemplar por última vez su bella Catedral y escuchar la sonata que un anciano violinista me regala al pasar por la calle Rúa, al ver mis ojos seguro que ha adivinado que hoy marcho y que quiero regresar muy pronto, su melodía suena más melancólica que nunca ¡Oviedo siempre merece la pena, no pierdas la oportunidad de visitarla y descubrir su rica gastronomía!
Gracias a Helena y Geno que me han acompañado estos días en un viaje que nunca voy a olvidar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario