Hoy os invito a visitar uno de mis rincones preferidos de Madrid, uno de esos espacios creados para disfrutar, para aprender, para vivir en esencia el mundo del vino. Hoy os invito a descubrir La Vinoteca El Telégrafo, situada en la calle Padre Damián, 46.
La Vinoteca El Telégrafo pertenece al Grupo Oter, a su creador Gerardo Oter tuve el placer de conocerle en Londres en un viaje donde entre otras interesantes experiencias gastronómicas disfrutamos de la cocina del chef de Gordon Ramsay en Claridge´s.
Al entrar te abraza la sensación de una bodega, los vinos te observan amablemente desde sus atalayas ordenados perfectamente con indicaciones y precios.
Es muy difícil no encontrar aquí algo especial o singular dentro del mundo del vino o los destilados, a pesar de ser una pequeña tienda las muchas referencias que se comercializan dan juego hasta a los más sibaritas.
Pero no es una tienda exclusivamente para amantes de los vinos caros, aquí es posible degustar desde un Solo 10 de Campo de Borja a 4,80 euros a un Pingus 2011 a 907 euros, aunque el último no es su vino más caro, hoy les he pillado con reposiciones pendientes que llegan en pocas horas.
Una buena vinoteca no es nada si al mando de ella no hay un sumiller que la haga grande, ese es otro de los motivos por el que me gusta este rincón del vino, Alfredo Sanz Blasco es ese sumiller apasionado por su trabajo y con un paladar de oro.
Hoy he venido con el asesor gastronómico y chef Michele de Vita a visitar la la vinoteca.
Alfredo quiere mostrarme la ejecución del "Sabrage" o degüelle con un Champagne Pascal Doquet Blanc de Blancs 100% Chardonnay y me viene al pelo la ilustración que recientemente ha subido a Facebook Javier Gila.
Siempre me fascina esta prueba de destreza que da como resultado el tapón incrustado en la boca de la botella cortado a la perfección. La presión de salida del Champagne impide que ningún cristal se cuele dentro ¡pura física!
Una vez realizado el "Sabrage" el sumiller sirve sonriente el Champagne a los presentes. Gracias maestro por el espectáculo.
A continuación catamos otra joya de la Champagne, un Barons de Rothschild, almendras, flores blancas y notas tostadas en nariz, una delicia para todos los sentidos.
Y como empecé termino, con un brindis, la mejor forma de demostrar el respeto y la admiración del trabajo de todos los bodegueros del mundo y de los sumilleres que los sirven y recomiendan. Agradezco a Alfredo sus recomendaciones siempre sabias y su gran profesionalidad ¡salud sumiller!
No hay comentarios:
Publicar un comentario